Cuenca

Atravesando el “monte Noguerón”, un espeso entramado de monte bajo, chaparras, pinares y pequeñas montañas, y atravesando las localidades de Tórtola y Arcas llegamos tras 40 km, llegamos a Cuenca, ciudad monumental donde las haya.


Cuenca, fácil de visitar, cómoda y que ofrece una extraordinario oferta cultural y gastronómica asequible y entrañablemente agradable.

La historia de Cuenca ha estado determinada, desde antes de la existencia de la propia
ciudad, por las hoces que tallaron los ríos Júcar y Huécar, creando una fortaleza natural en una península rocosa, sobre la que paulatinamente fue creciendo la ciudad.

La historia de Cuenca se remonta al Paleolítico Superior, aunque no es hasta la conquista musulmana cuando se construye la fortaleza de Qūnka, que dio origen a
la ciudad actual.

La historia de Cuenca ha estado determinada, desde antes de la existencia de la propia
ciudad, por las hoces que tallaron los ríos Júcar y Huécar, creando una fortaleza natural en una península rocosa, sobre la que paulatinamente fue creciendo la ciudad.

La historia de Cuenca se remonta al Paleolítico Superior, aunque no es hasta la conquista musulmana cuando se construye la fortaleza de Qūnka, que dio origen a
la ciudad actual.

En 1833 se convirtió en la capital de la nueva provincia de Cuenca, aunque las agitaciones del periodo hicieron que la ciudad se mantuviera en estado precario hasta bien entrado el siglo XX.

En la actualidad, la economía se centra sobre todo en el turismo, potenciado desde que en 1996 su casco antiguo fuese declarado Patrimonio de la Humanidad.

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